AC/DC. ¿El último concierto de los australianos en España?
Hace unos cinco años que fui a ver a AC/DC. Por aquel entonces, lo reconozco, no me gustaban tanto. Bueno, la verdad es que los conocía menos. Mucho «postureo» rocaknrollero, aunque reconozco que el concierto fue memorable.. Joder, ¡¡¡estrellaron un tren en el escenario!!!
Un lustro después, y como presentación del nuevo (ejem…) disco Rock or Burst, anunciaron que volvían a España con un concierto en Barcelona y no uno, sino dos en Madrid. Las entradas volaron a los cuarenta y cinco minutos, y la verdad que ni me molesté un poco en conseguirlas. Lo de la reventa, pues ya era prohibitivo. Así que nada; además la mitad del grupo estaba moribunda ya y no venía. Supuse que ya había visto todo lo que tenía que ver a AC/DC.
Pero hete aquí que mi santérrima quería ir, que ella no los había visto, y aproximándose su cumpleaños y ante la duda de qué regalar, me tiré un órdago y a punto estuve de comprar unas entradas de reventa en la web-trampa que es via-gogo, donde los gastos de gestión te entran hasta el colodrillo por mucho que encuentres lo que buscas a un precio «razonable». Justo antes de donar el bazo, se me ocurrió consultar si quedaban entradas «oficiales» en los puntos de venta habitual con tan repentina suerte que dejé a los de via-gogo con un calentón del quince. Ya estaba hecho, tenía mis entradas para AC/DC el dos de junio y ahora tenía que buscar un canguro para la enana. Ojo, que a punto estuve de llevármela subida en la mochila. Podría haber sido la persona más joven que vio a AC/DC en España ¿no?
Pues después de convencer a la abuela de que se hiciera cargo, que tampoco hubo que insistir demasiado, le pedía a Javi su cámara SONY con Ultrazoom de la muerte, porque desde luego que no me iba a quedar sin hacer fotos y desde luego necesitaba un Ultrazoom de la muerte para poder hacer fotos semidecentes desde el fondo sur, que era donde estábamos.
A las nueve menos cuarto, mientras nos quemábamos las retinas por el sol poniente, salieron a pista los teloneros: Vintage Trouble, que lo dieron todo y más. Sobre todo el cantante, que llevaba un traje que debía aumentarle la tempreatura como en quinietos grados. Pero ahí estaba el tío, con ese tipo de soul a lo James Brown, algo de swing y bastante cachondeo. A las nueve y media se recogieron y nos tocaba esperar.
Ya habíamos escuchado las virtudes de los conciertos anteriores que habían dado en Barcelona y Madrid, pero es que estos tipos van a tope. Con Malcom pachucho y el baterista sustituido por su «joven» sobrino de sesenta años, Brian y Angus se llevaron el gato al agua a la primera de cambio. Hombre es que son AC/DC y estuvieron igual pletóricos que hace cinco años.
Dos horas de reloj duró el concierto, donde empezaron con algunos temas del nuevo (ejem) disco pero enseguida recurrieron a los clásicos: Thunderstruck, You shook me all night long, Hell Bells, Back in Black, etc… pero con un brutal Let there be rock que mantuvo ocupado al bueno de Young durante quince minutacos antes de soltar a Rosie a la palestra, que no podía faltar.
Diréis lo que queráis, pero incluso después de cuarenta años, Brian Johnson sigue siendo «el nuevo» en algunos temas que mitificó Bon Scott. No es que el de la boina flojee, es que para mí suenan de otra manera.
No faltaron los fuegos artificiales, el humo, los cañonazos, el confeti, los cuernos luminosos, la cerveza a doce euracos (e incluso a ese precio había muchos borrachos), las pantallas gigantes, Rosie (por supuesto) con sus imponentes cinco metros de caucho hinchado y luces como para iluminar Plutón. Lo más triste fueron la ausencia de bises, pero es que los hay que ya tienen una edad.
Mientras volvíamos andando a casa (recordando que cuando nos mudamos a Legazpi bromeábamos con el hecho de volver a pie a casa después de ver un concierto de AC/DC), pensábamos que si después de todo, con la edad y los achaques no habríamos asistido al último concierto de AC/DC en España.
Las fotos de aquí no van para ningún concurso. Un teleobjetivo de una cámara compacta entrega menos calidad que un disco de Pitbull sin autotone. Tienen mucho ruido, están mal enfocadas y bueno, no estoy especialmente orgulloso de ellas. Sueño con conseguir un pase de prensa algún día y estar a pie de escenario con una cámara como mandan los «cánon»es (guiño, guiño). Pero mientras tanto, aunque sirva a modod de recordatorio, os dejo alguna muestra de lo vivido el martes en el Calderón, que fue muy grande, y unos videos de algunos temas míticos que sonaron a lo bestia haciendo temblar los cimientos.
Hasta la próxima, AC/DC.