Esta semana, Patricia y Miguel han inaugurado su nueva tienda de delicatessen y productos artesanos en Madrid. Se llama El Buchi, y la podéis encontrar en Madrid en la calle La Palma, 45. También mientras se terminan de hacer la página web, les podéis visitar en Facebook y darle a Me Gusta, que siempre hace mucha ilusión. Pero para terminar de rematar esta semana inaugural, este sábado organizaron una cata de cervezas veraniegas artesanas y españolas (tres de Madrid y dos de Valladolid) con la ayuda de Nacho, maestro cervecero, dueño y responsable de La Buena Cerveza; no quiero decir que tenga La Verdad Humana sobre La Cerveza de Calidad, sino que su tienda se llama así. También la podéis visitar en Facebook.
Y claro, como buen gustoso de la cerveza que soy, sobre todo si no son industriales, allá que fui dispuesto a convertirme en todo un somelier cervecero, suponiendo que ese concepto exista. También es verdad que sabiendo que me gusta más hacer fotos que a un tonto el color carne de los Plastidecor, me llevé la cámara esperando sacar algunos momentos chulos, tanto de la cata, como de la tienda o de los asistentes. Para muestra, estos botones.
En total, dieciséis catadores y cinco cervezas artesanas, a saber, Milana, La Virgen Lager, La Virgen Veraniega, Shipa (también de Milana) y La Cibeles Stout. Armados con hojas de notas y bolígrafos, Nacho nos fue ilustrando sobre el proceso cervecero, los pormenores de hacerte tu pequeña fermentadora en casa, los detalles sobre por qué una cerveza sabe más o menos amarga, qué es el lúpulo o qué es realmente la espuma de la cerveza. También, en otro orden de cosas, nos contó que las cervezas industriales españolas (léase Mahou, San Miguel, AMSTEL, Aguachirri Cruzcampo…) son tan… ¿flojas? que aquí tienen categoría del Ministerio de Sanidad como de refresco en lugar de ser consideradas bebidas alcohólicas.
Si tuviera que elegir, así de pronto, una entre todas las cervezas que probamos, creo que la ganadora con diferencia es La Virgen Veraniega (no sé por qué me asalta una imagen de María Auxiliadora en traje de baño con el niño Jesús en brazos y con manguitos) que era muy fresquita y suave, pese a que tenía un índice de amargor o IBU (International Bitter Unit) bastante elevado. La siguiente, puede que la Milana del principio. La Shipa, (Indian Pale Ale) me resultó demasiado amarga para mi gusto: al parecer se llaman así porque cuando los ingleses hacían cerveza en la India llegaba a Londres convertida en caldo para asilos, y la tenían que echar lúpulo como si no hubiera mañana para que se mantuviera el amargor durante el viaje. Y claro, se les fue de las manos.
Como beber sin comer es peligroso, entre cata y cata, Patricia y Miguel nos sacaron de comer unas deliciosas tapitas hechas con productos de la tienda, buenísimas, pero qué os voy a contar… casi mejor que vayáis a verles y las probáis todas, que merecen la pena y mucho.
La Cibeles Stout, la única cerveza negra de la cata, me decepcionó un poco. Y eso que La Cibeles normal ya la he probado y me gusta y me encanta la cerveza negra, pero… bueno, no sé. No estaba mal, ojo, pero me pareció que después de la Shipa, me sabía a poco, por mucho olor aroma a cacao y sabor (bueno, recuerdo) a chocolate que se supone que tenía. En cualquier caso, recomiendo probarla antes de fiarse de mí, que tengo el paladar… tróspido
Me acompañó a la cata Daniela Guglielmetti, que se quería venir a dibujar, pero la convencimos para que no sacara los lápices y disfrutara de la cerveza y el tapeo. Se lo pasó genial, como todos, claro.
Quedamos pendientes de la siguiente cata, que creo que será de vinos. Si os queréis mantener al tanto, seguidles en Facebook y no se os pasará por alto.