Inauguro esta (espero) serie de posts referentes a las comilonas con las que nos cebamos durante estas fiestas. Si bien, por decoro y respeto a los asistentes, obviaré colocar aquí las fotos de la cena de empresa (algunas de ellas podrían ser empleadas para chantaje de terceros y eso no es propio de una conducta cívica como la mía), comienzo con las fotos de la cena que Cristina y Pepe organizaron ayer martes en su casa para los compañeros de las clases del club de pádel.
Además de estar todo fenomenal, de irse la luz en toda la urbanización y compartir el jamón serrano con un comensal inesperado, fue bastante acogedora y tranquila, lo que no impidió que nos echáramos unas buenas risas y, como ocurre casi siempre, quisiéramos cambiar el mundo por enésima vez.
Por cierto, el limoncello buenísimo; mi resaca sepultada bajo el yugo del despertador, me lo ha estado agradeciendo durante toda la mañana.
Mucas gracias a los anfitriones por tan agradable velada; y ahora las fotos: