Este fin de semana nos hemos hecho una escapadita a Andalucía. Supongo que este habrá sido el último viaje de este año, en el otra cosa no, pero excursiones he tenido unas cuantas; así que, me dispongo a recapitular sobre todos los periplos que me han acompañado durante estos meses, pero para no aburriros, mejor me lo guardo para el interior.
Respecto al de este fin de semana, sólo decir que Córdoba (donde ya estuvimos el año pasado por estas fechas) permanece inalterable. Se come estupendamente y es un excelente sitio para darse un paseo tranquilo, y más por estas fechas donde no hace calor, no hace frío y no hay demasiada gente. Eso sí, gitanas con romero hay a cada esquina. Sólo un apunte: excelente salmorejo.
Y Sevilla… bueno. Si bien no me ha decepcionado, la verdad es que me la esperaba de otra forma. Tal vez tengan que ver las obras que plagan las calles o quizá por el trancazo monumental que me he agarrado con el aire acondicionado (en noviembre) que había en el hostal; pero yo creo que más bien es que, el rollo flamenco-taurino que se respira en cada esquina, pues qué le vamos a hacer, me apesta un poco; y hasta me da miedo no dejar de ver vírgenes en postales pegadas por todos lados. Qué queréis que os diga. Por otro lado, se come estupendamente, aunque no es un sitio especialmente barato. La pena es que la zona monumental nos la recorrimos en muy poco tiempo y el resto de la ciudad no deja de ser como el resto, aunque la verdad que detrás del Alcázar cerca de la Plaza de Doña Elvira, hay unas callejuelas estrechas por las que da gusto perderse.
En fin, que por lo menos puedo poner una cruz a otra provincia de España que me quedaba por ver.
Un saludo!