Poco a poco intento ponerme al día. Se me acumulan las fotos y cada vez que me siento en el ordenador veo que tengo más y más atrasadas y que cada vez hace más y más tiempo que no me paso por aquí, pero prometo darme más vida a partir de ahora. La verdad que ha sido una temporada en la que si bien he sacado la cámara de paseo frecuentemente, las ganas de sentarme luego a preparar el trabajo no me han acompañdo en exceso. Gracias a Dios, parece que me están viniendo de nuevo, así que aprovecho el subidón para ir colgando galerías que tenía en barbecho.
Hace poco estuve en el zoo. Dejando atrás los dilemas morales de tener animales sacados de su entorno para despacharlos en hábitats artificiales (no estoy aquí para cuestionar nada; simplemente están ahí, y van a seguir por mucho que me empeñe) la verdad es que es una visita interesante, no sólo por cambiar el motivo de la foto con algo atípico sino por lo que aprendes de la conducta… humana; o si no, basta con que os déis una vueltecita por el zoológico un fin de semana cualquiera de estos en los que acompaña el buen tiempo para no tardar en percatarse de que hay más animales fuera de las jaulas que dentro.
En cuanto a las imágenes, es bastante complicado tener fotos decentes de las pobres bestias que huyen primero del calor y luego de la histeria humana colectiva que provocamos; viéndoles se puede aprender que es much más fácil ser espectador del entorno exterior que servir de espectáculo para el curioso entrometido que es el ser humano, o si no que se lo digan a los monos, que no sólo hacen su vida sino que además nos miran con la misma curiosidad con la que les miramos a ellos. ¿Herencia genética?
En fin; no son todos los que están ni están todos los que son, pero aquí tenéis un resumen. Como siempre, espero que os gusten.