Ayer fue San Juan; como todos los años, vaya. Pero a diferencia del resto de años, concretamente este me convencieron (a lo que hay que decir que tampoco hacía falta insistirme demasiado) para acercarme a los festejos de este santoral que se vienen celebrando detrás de la Basílica de San Francisco el Grande, muy cerquita del barrio de La Latina.
¿Y qué hay allí? Bueno, pues en la explanada lo primero fue un concierto de blues (un tanto accidentado por motivos técnicos) de manos de unos amigos de mi amiga (y sin embargo ex-compañera de la facultad) Eva. Buen rollete y versiones muy bien arregladas para ir entrando en faena. Por otro lado, la vena reivindicativa, llegó de la mano de los vecinos que piden a gritos que se conserve el parque y levanten en su lugar un segundo Vaticano. Por el amor de ¿Dios?… ¿no tenemos ya suficiente con uno que les da por hacer otro?
Por supuesto, gente. Un montón y de todas las raleas; al principio familias pero según se hizo la oscuridad y se quedaron las fogatas, apenas quedaban ya padres, o mejor dicho, «hijos de». En una noche donde todo lo malo se quema, es lícito sentarse al botellón en el parque, al ritmo de timbales, malabares y acróbatas, que es raro que no ardan debido al elevado porcentaje de alcohol en sangre que se destilaba por allí.
No, yo no salté; yo no quemé nada y yo no he dado la vuelta a la ropa para tenderla de revés y que recoja el rocía de San Juan, sinónimo de suerte (y humedad). Simplemente tomé las cervezas que hicieron falta y saqué las fotos de la manera que pude (el ISO a 3200 en las compactas no es una demasiado buena idea) y aquí os las dejo, a ver si el año que viene, con la tontería de estar en la calle un juernes (este año tocó miércoles) nos juntamos una buena tropa y prendemos fuego a los cimientos de la nueva residencia de Varela, que ya estará apuntalada… supongo.
En fin. Para ver las fotos, pinchad en cualquier imagen o directamente hacéis click aquí y santaspascuas.