Roberto y Susana se fueron a Ontígola. Antes eran vecinos y de un tiempo a esta parte cuesta cada vez más que nos veamos, pero son de esas personas que siempre están ahí. Concretamente, con Roberto son ya dieciséis años de trato, y confío que se extiendan durante al menos, otros tantos, si no más.
Rober tiene el mérito y el don de hacer de su voz su forma de vida; Susana tiene el don y el mérito de hacer de Rober una persona civilizada ;-); pero ambos tienen el mérito de hacernos nuestra su casa, de hacernos nuestra su amistad y de hacernos nuestras un millón de horas de charlas y risas.
Desde que viven allende Aranjuez nos hemos visto un par de veces; la última este pasado fin de semana, donde la raclette, las fresas y el vino estuvieron presentes casi tanto como el ron Legendario en mi organismo. El ron se fué, pero las fotos se quedan y aquí las tenéis.
Un abrazo.